domingo, 14 de octubre de 2012

Glándulas Tiroides


El tiroides normal suele ser palpable, en personas delgadas, a cada lado de la tráquea, como masa firme y lisa que se eleva con los movimientos de deglución; en personas obesas o de cuello corto quizás no se perciba. Cuando se observa un aumento de volumen del tiroides, hay que determinar su forma, extensión, consistencia y vascularización. El examinador debe colocarse detrás del paciente y hace lo posible para identificar la tráquea en busca de un posible desplazamiento de la misma, luego delinea el tiroides con los dedos y, cuando se deglute hace que la glándula se deslice entre los dedos para comparar los dos lados.
Se buscaran anormalidades y thrilles. Si no se puede percibir el polo inferior, probablemente sea retroesternal. La percusión de la zona de matidez retroesternal puede confirmar fácilmente esta impresión. El examinador se coloca ahora en frente del paciente. Puede palpar los vasos del polo superior y estimar el grado de vascularización colocando el pulgar debajo del borde anterior y otro dedo detrás del borde posterior del musculo esternocleidomastoideo. Puede ponerse el lóbulo de relieve y estimarse su superficie y consistencia desplazando la tráquea hacia un lado mediante el pulgar de la otra mano.


Lesiones del Tiroides

El Bocio





Es el aumento de tamaño de la glándula tiroides. Se traduce externamente por una tumoración en la parte antero-inferior del cuello justo debajo de la faringe. Existen varios tipos desde el punto de vista morfológico: bocio difuso, uninodular o multinodular.


El bocio puede asociarse a una función tiroidea normal (bocio normofuncionante), hipofunción, hiperfunción. Si el examen se efectúa en la forma descrita, resulta relativamente fácil descubrir la hinchazón quística difusa de un bocio coloide, el nódulo aislado duro de un adenoma solitario, la glándula nodular irregular de un bocio adenomatoso , y la hipertrofia vascular blanda de la enfermedad de Graves- Basedow clásica.







Hipertiroidismo







Los signos del hipertiroidismo pueden ser tan manifiestos que resultan evidentes, o hallarse tan enmascarados que escapen a la atención de quienes no sean clínicos muy experimentados. El signo principal del hipertiroidismo es el aumento de vascularización. Son clásicos el thirill palpable y el soplo audible.




La exoftalmia






Es un signo eventual. Generalmente bilateral, puede ser monolateral. Los diversos signos especiales asociados con exoftalmos dependen de la posición anormal del globo ocular, pero no indica hipertiroidismo.

Signos Oculares Asociados con Exoftalmos:
ü Caída del parpad (signo de Von Graefe)
ü Falta de convergencia (signo de Moebius)
ü Retracción del parpado superior (signo de Stellwag)
ü Falta de funcionamiento de la frente (signo de Joffroy)

Hipertiroidismo Latente

El hipertiroidismo ligero puede simular enfermedades cardiacas, anemias, neurastenia y tuberculosis. De hecho, en todos los casos de cardiopatías o tuberculosis hay que excluir específicamente el hipertiroidismo como trastorno concomitante potencial.




Tiroiditis


Por examen físico pueden reconocerse cuatro tipos diferentes:


Tiroiditis Aguda


Se debe a la infección de la glándula por un germen, que ocasiona un absceso en la zona de la glándula. Esta puede ser secundaria a una inflamación de boca, amígdalas o nódulos linfáticos cervicales. Las manifestaciones son fiebre, hipersensibilidad sobre la glándula y, raramente supuración. Pueden afectar las tiroides tuberculosis o infección por hongos.




Tiroiditis Subaguda no Especifica


Se observa más frecuente en mujeres. El principio es súbito, con dolor en garganta, cuello y glándulas tiroides. La temperatura puede elevarse hasta 40 ó 50 grados. Esta aumentada de volumen, dura y muy dolorosa a la o palpación, sobre todo en las primeras etapas.




Bocio de Riedel


El comienzo es insidioso; sus primeros síntomas son compresión traqueal progresiva. La glándula esta sustituida por tejido doloroso, denso y duro, que suele causar hipertrofia irregular. Puede requerirse operación para aliviar la compresión traqueal y excluir el cáncer.




Bocio de Hashimoto


Es una hinchazón (inflamación) de la glándula tiroides que frecuentemente ocasiona disminución en la función tiroidea (hipotiroidismo).

Tiroiditis Crónica o Enfermedad de Hashimoto



Es un trastorno de la glándula tiroides común que puede ocurrir a cualquier edad, pero que se observa con mayor frecuencia en mujeres de mediana edad. Esta enfermedad es ocasionada por una reacción del sistema inmunitario contra la glándula tiroides.
La enfermedad comienza lentamente y pueden pasar meses o incluso años para detectarla. La tiroiditis crónica es más común en mujeres y en personas con antecedentes familiares de enfermedad de la tiroides. Afecta entre el 0.1 y el 5% de todos los adultos en los países del hemisferio occidental.

La enfermedad de Hashimoto en raras ocasiones puede estar asociada con otros trastornos endocrinos ocasionados por el sistema inmunitario. Esta enfermedad puede presentarse con insuficiencia suprarrenal y diabetes tipo 1. En estos casos, la afección se denomina síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 2 (PGAII, por sus siglas en inglés).
Con menor frecuencia, la enfermedad de Hashimoto se presenta como parte de una afección llamada síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 1 (PGA I), junto con:


I. Insuficiencia suprarrenal Infecciones micóticas de la boca y las uñas
II. Hipoparatiroidismo




El padecimiento responde a la administración de hormonas tiroideas, pero puede requerir operación.


Cáncer de Tiroides






Agrupa a un pequeño número de tumores malignos de la glándula tiroides, que es la malignidad más común del sistema endocrino. Por lo general, los tumores malignos de la tiroides tienen su origen en el epitelio folicular de la glándula y son clasificados de acuerdo a sus características histológicas.

Los tumores diferenciados, como el carcinoma papilar o el carcinoma folicular, generalmente tienen buen pronóstico y son curables en casi todos los casos si son detectados en etapas tempranas.

Los tumores no diferenciados, como es el carcinoma anaplásico el cual tiende a cursar con un peor pronóstico, tiene muy poca respuesta al tratamiento y tiene un comportamiento muy agresivo.



Carcinoma Papilar: es de crecimiento lento. Puede afectar nódulos regionales, pero las metástasis distantes son raras.

Carcinoma Folicular:
Puede parecer se al carcinoma papilar en la exploración física, pero tiende a dar metástasis por vía sanguínea.

Carcinoma Medular:
Las metástasis a nódulos linfáticos son frecuentes y a menuda extensas. Sin embargo es común la supervivencia a largo plazo después de tiroidectomía radical y disección en cuello. Puede haber feocromacitoma acompañante e hiperparatiroidismo (síndrome de sipple).

Lesiones Congénitas:

Conocer la derivación embriológica de los quistes y senos del cuello ayuda considerablemente a identificarlos.

Quistes del Conducto Tirogloso





Es un quiste fibroso que se forma de manera persistente en el conducto tirogloso usualmente el medio del cuello, doloroso a la palpación, en especial si llega a infectarse. Puede causar dificultades para respirar, para tragar y malestar abdominal, especialmente si la masa se torna grande.

Las ubicaciones más frecuentes del quiste tirogloso es la línea media o levemente a un lado de la línea media, entre el istmo de la glándula tiroides y el hueso hioides o justo por encima del hioides. Un quiste tirogloso puede desarrollarse en cualquier punto a lo largo del conducto tirogloso, aunque los quistes en la lengua o el piso de la boca son poco frecuentes. Un quiste en el conducto tirogloso puede moverse hacia arriba al protruir la lengua.
Los quistes tirogloso están asociados a un aumentado riesgo de tejido tiroideo ectópico. Ocasionalmente un toroide lingual puede verse en la lengua como una masa aplanada de forma de fresa en la base de la lengua.

Raramente, la persistencia del conducto tirogloso puede volver ser maligno, recibiendo el nombre de carcinoma del conducto tirogloso.


Quistes y Fistulas de Origen Branquial 



Estos siempre están localizados por delante del musculo esternocleidomastoideo, aproximadamente a nivel de la bifurcación de carotidea. Su oposición se establece uniendo el tercio superior con el tercio medio del borde anterior del musculo esternocleidomastoideo. Es común la infección secundaria y pueden aparecer los signos de la inflamación con aumento brusco del volumen del tumor. En ocasiones el único signo de esta anomalía congénita es una pequeña fistula.

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